martes, 21 de noviembre de 2017

LARRA (AMPLIACIÓN Y TEXTOS)


Este es el fragmento que hemos leído en clase: El castellano viejo (fragmento) de Larra. Si quieres leerlo completo pincha aquí.
A todo esto, el niño que a mi izquierda tenía, hacía saltar las aceitunas a un plato de magras con tomate, y una vino a parar a uno de mis ojos,  que no volvió a ver claro en todo el día; y el señor gordo de mi derecha había tenido la precaución de ir dejando en el mantel, al lado de mi pan, los huesos de las suyas, y los de las aves que había roído; el convidado de enfrente, que se preciaba de trinchador, se había encargado de hacer la autopsia de un capón, o sea gallo, que esto nunca se supo: fuese por la edad avanzada de la víctima, fuese por los ningunos conocimientos anatómicos del victimario, jamás parecieron las coyunturas. «Este capón no tiene coyunturas», exclamaba el infeliz sudando y forcejeando, más como quien cava que como quien trincha. ¡Cosa más rara! En una de las embestidas resbaló el tenedor sobre el animal como si tuviera escama, y el capón, violentamente despedido, pareció querer tomar su vuelo como en sus tiempos más felices, y se posó en el mantel tranquilamente como pudiera en un palo de un gallinero.
El susto fue general y la alarma llegó a su colmo cuando un surtidor de  caldo, impulsado por el animal furioso, saltó a inundar mi limpísima camisa: levántase rápidamente a este punto el trinchador con ánimo de cazar el ave prófuga, y al precipitarse sobre ella, una botella que tiene a la derecha, con la que tropieza su brazo, abandonando su posición perpendicular, derrama un abundante caño de Valdepeñas sobre el capón y el mantel; corre el vino, auméntase la algazara, llueve la sal sobre el vino para salvar el mantel; para salvar la mesa se ingiere por debajo de él una servilleta, y una eminencia se levanta sobre el teatro de tantas ruinas. Una criada toda azorada retira el capón en el plato de su salsa; al pasar sobre mí hace una pequeña inclinación, y una lluvia maléfica de grasa desciende, como el rocío sobre los prados, a dejar eternas huellas en mi pantalón color de perla; la angustia y el aturdimiento de la criada no conocen término; retírase atolondrada sin acertar con las excusas; al volverse tropieza con el criado que traía una  docena de platos limpios y una salvilla con las copas para los vinos generosos, y toda aquella máquina viene al suelo con el más horroroso estruendo y confusión.

En este artículo Larra introduce un modelo de sociedad que caracteriza por tener malas maneras, y pone como ejemplo al personaje de Braulio, modelo de grosería y de ignorancia, con una “educación a la española”, que se contrapone con el personaje de Fígaro, ejemplo de buenas maneras. Para ello se sirve de una situación cómica, más bien grotesca que, por contraste, nos describe con figuras literarias como la personificación del capón o la metáfora que describe la grasa que le mancha su limpísima camisa. En todo el texto rebosa la ironía que se refleja en el uso del lenguaje

Os recomiendo la divertida lectura del "¡Vuelva usted mañana!" del que hablamos en clase.


En 2009 se conmemoró el bicentenario del nacimiento de Larra.  Esto dio lugar a unos cuantos interesantes artículos como este sobre el mítico escritor. Otro artículo. Este otro en El País.

También RTVE http://www.rtve.es/alacarta/videos/los-libros-ficcion/libros-mariano-jose-larra/3440103/nos proporciona un vídeo que intenta explicar el suicidio de este autor.



Un poco más extenso este reportaje que combina documental y fragmentos basados en sus artículos.

A la caza del tesoro con Larra