jueves, 2 de mayo de 2013

LA VIDA ES SUEÑO: GUÍA DE LECTURA


Como parece que estáis teniendo algún problemilla con la lectura de esta obra, os facilito una guía de lectura que ha elaborado la profesora Lourdes Muro y que creo que os facilitará la labor, aunque por supuesto podéis utilizar cualquier otra. Sobre todo, no empecéis la lectura sin leer la introducción que tendréis en vuestro libro y que siempre es de gran ayuda.
Ya sé que es una obra muy seria y filosófica, y como lo que quiero es animaros a su lectura, y además hemos estado hablando de registros, aquí tenéis la sipnosis de una adaptación que nos aporta una visión más amena y coloquial, y por qué no con un toque de humor. Pero ¡ojo! si sois de los que no queréis saber cómo termina la historia antes de terminar de leer el libro, no deberías verlo todavía porque en unos pocos minutos os relata un resumen del argumento (que, por supuesto, no sustituye a la lectura).


Se trata de una sipnosis de La vida es sueño: el bululú protagonizada por Jesús Torres:
Madrid, 1648. En el sótano de la famosa Taberna del Turco,  un joven actor, Sebastián de Prado, famoso comediante de la época, hijo del autor de comedias Antonio de Prado y amigo de Calderón de la Barca, representa  La vida es sueño.   En esta obra se ha querido recuperar la figura del bululú para acercarnos a La vida es sueño.
 “Un bululú es un representante solo, que hace comedias sin ayuda de nadie. Llega a un pueblo, pide una taberna o plaza para representar, reúne a los habitantes y les enseña una obra. Hace todos sus personajes y, cuando acaba, pide la limosna, recoge sus bártulos, sigue su camino y prosigue su estrella.” (El viaje entretenido, Agustín de Rojas. 1624)
“Sebastián de Prado, interpretado por Jesús Torres, nos acerca a La vida es sueño como nunca nadie antes lo ha hecho. Sebastián es Segismundo, pero también es Rosaura, Clarín, Basilio, Astolfo,… 





Y si lo vuestro es el teatro de títeres, la compañía de teatro Tropos ha realizado un montaje-adaptación de la obra completa que, aunque no sustituye a la original -¡ni lo intentéis!-, os ayudará bastante con el argumento de la obra. Claro que para eso tendréis que retroceder un poco a la infancia y buscar al niño que todavía duerme en vuestro interior -aunque intentéis negarlo- para ver esta obra de guiñol. ¿Dispuestos?